Como dije en el post "Que me beses rico", te conocí en diciembre, al chamo más perfecto -cómo si la perfección existiera- del planeta. Para ese momento no nos habíamos besado, pero luego sí, un día en mi casa, después de tanto vernos, de tanto salir a "conocernos", nos besamos viendo Scott Pilgrim vs. The World, no te gustan las películas, pero esta... En particular esta película, la amaste.
Y me besaste rico, no sólo en sueños, me alcanzaste con tu lengua, bebiste mi sangre, nadaste en mi cuerpo, entraste en mi alma, arropé tus miedos, desgarré tu piel e intenté contigo hacer cenizas los obstáculos que nos separaban de estar juntos, pero no lo logré.
Me besaste suave, tocaste con delicadeza cada rincón de mi vida, cada espacio de mi espíritu que cantaba tu nombre y decía que mi felicidad se escribe con f, de falso.
Me besaste con fuerza y sentí que nuestros cuerpos se fundían, que éramos uno a veces, y a veces dos y siendo dos éramos mejores que uno.
Pero fallaste en algo y no me besaste para siempre, el tiempo no se agotó pero si nuestras ganas, la vida continuó y no fuimos inmortales, ni invencibles, ni inacabables, y te volví a besar, simplemente te besé y no me arrepentí ni hoy, ni jamás. Pero las cosas tienen su final.
Omega
Pd: luego contaré como fue que todo terminó.
2 comentarios:
Las ultimas lineas me descolocaron un poco, sentí una extraña sensación en mi estomago... no se como explicarlo, saludos.
que te has perdido, querido, ya ni en tw publicas, un beso y un abrazo enorme
-chica de los emails ;)
Publicar un comentario